Cuando alguien piensa en las personas sin hogar, usualmente solemos pensar en mendigos, cargando una bolsita en la espalda y durmiendo en las calles.
Sin embargo, las autoridad gubernamentales han notado que en los últimos años son cada vez más las personas de clase media que no tienen hogar.
El New York Times hablando sobre este tema observó que los que no poseen hogar no son solo los pobres tradicionales, sino personas de clase media sumida en la pobreza total por las condiciones económicas del Sistema en que vivimos. Entre estas encontramos gente que pierde sus empleos, tarjetas de crédito e hipoteca. Debemos sacarnos la idea de que se trata de un borracho tendido en la calle.
Las rentas de apartamentos y casas han aumentado considerablemente, por lo que el grupo de las personas sin hogar lo componen personas que no pueden costear el alquiler por el aumento de este, divorcio o pérdida de empleo.
De acuerdo a un relevamiento efectuado hace poco en una ciudad europea, una tercera parte de las personas sin hogar la componen familias con niños.
La escasez de viviendas es un asunto preocupante pero debemos admitir que pocos tenemos conocimientos sobre la gravedad de este hecho. Pese a las iniciativas del Gobierno de construir viviendas para todos, el número de personas sin hogar sigue creciendo desmedidamente, porque hay viviendas pero las personas no tienen el dinero suficiente para afrontar los gastos de esta. La situación se complica si hay niños en la familia, pues la mayor parte del dinero suele ir en comida, vestimenta y educación de estos.
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